Hay momentos en la vida en los que uno siente despertar.
Una mezcla entre revelación, confusión y melancolía que de repente te hace replantear todos aquellos pasos dados y todo aquello por lo que creías que ibas a caminar.
Buscas un cambio en tu vida que te supere, que te lance, que te lleve a ese estado que crees merecer. Un estado imperfecto. Un estado que desconoces pero que algo dentro de ti dice que será mejor, más auténtico, más vivo.
Luchas y persigues esa idea mientras peleas con esa rutina que día a día consume lo más auténtico que hay en ti. Esa rutina impuesta por un mundo que escribe tu camino. Que dicta tus pasos. Que indica tu destino.
Pero no . No esta vez
Esta vez hay algo dentro de ti que grita. Se rompe. Y hace que tu mente se pierda en un torbellino sin sentido. Y tu, en ese laberinto, intentas buscar esas respuestas donde no las hay. No está en esa larga lista de contactos. Ni en tus amigos. Ni en tu familia
Levantas la vista y ves en todas esas miradas ajenas el desconocimiento de todo lo que está sucediendo en tu interior. Te sientes solo /a. Diferente. Incomprendido /a.
Y esa voz que grita que en realidad no es más extraña que la del resto. Mas tu la oyes. Y ya no puedes obviarla.
Y ahora.
Ahora ya no hay vuelta atrás.
Porque ese deseo, esa sensación, esa llama que te empuja en dirección opuesta al camino trazado, es más fuerte que todas esas voces del entorno que te aconsejan seguir igual. Pero tu no puedes. Ya no más.
Porque hay algo, algo mucho más intenso y profundo que te dice, que esta vez. Esto. Es real.
Pero tus fantasmas y demonios no huyen. No lo harán. Te seguirán a casa paso. A cada pensamiento. En cada lugar.
Serán ellos los que una y otra vez te pongan frente a frente ante ti mismo. Ante tus dudas. Ante tus limitaciones. Y te dirán que no podrás. Que no es lo correcto. Que no es más fácil.
Y ahí. En ese instante.
Frente a frente entre ese abismo desconocido y aterrador y tus demonios acechando, tomarás la decisión definitiva. Aquella que definirá el resto de tu historia. Esa historia que un día no muy lejano recordarás y sonreirás al comprobar que si. Te lanzaste al vacío.
Un vacío que al atravesarlo comprobarás que está lleno de plenitud. No por el espacio. No por el lugar. No por su gente. Sino por ti y tu capacidad por enfrentarte a ello y tomar acción. Porque el cambio no se habrá dado fuera. Sino dentro de ti.
Y descubrirás el verdadero significado de la palabra VIVIR
YO TAMBIÉN TUVE ESE MOMENTO
Viví este momento 14 años atrás.
Esa encrucijada perdida en la que no saber que dirección tomar . Pero con la certeza de que lo anterior ya no podría ser mi futuro
Fueron momentos difíciles. De dudas. De limitaciones. Nadar a contracorriente nunca fue fácil. No hay indicaciones. No hay consejos. No hay palmadas en la espalda.
Estás solo. Y el éxito o el error, si cabe, será tuyo.
Pero persistí. Porque ese impulso era demasiado fuerte como para no aceptar que mi camino estaba hecho de otro trazo. Invisible. Irreconocible. Irracional en ese instante.
Y quizás, entre un punto de locura y de insensatez, me lancé.
El resultado es el que hoy con la perspectiva del tiempo puedo observar.
Han sido 14 años en los que pasé de ser un chico de ciudad más. Tímido. Sensible. Inseguro.
A cruzar más de 20 países entre furgoneta y autoestop. Y vivir en otros tantos con una mochila a cuestas, sin mapa y sin dinero.
A ser pobre, rico, malabarista, ilusionista , meditador, yogui, emprendedor , músico , artesano
A crear un marca de ropa. Tener empresas. Un proyecto social. Montar una fábrica
A vivir durante años en India, Tailandia, Islas , Desiertos e Himalayas
A creer en mi.
Y a disfrutar del mejor de los tesoros. Mi tiempo y mi libertad.
No soy más especial tu. No soy más valiente. No soy diferente.
Solo decidí saltar.
Y aceptar que la vida es cambio y negarme a ello solo implica sufrir.
No será fácil. Nada lo es.
Pero te darás cuenta que realmente has llegado a tu meta cuando el cambio de vida ya no sea un factor externo.
Sino dentro de TI.
Tu texto tocó fibras sensibles. En los últimos 2 años la vida me empujó a cambiar de profesión. Tuve que emprender sin estar seguro del siguiente paso. Y ahora mismo estoy trabajando en mi, en reeducarme, en encontrar los medios para llegar a mi objetivo, porque “mi pasado ya no será mi futuro”.